martes, enero 03, 2006

Mi Gas

Aunque no lo parezca, y si lo parece me arruina la introducción, las migas marcan tendencia, opinión, actitudes y hasta posiciones sexuales si su madre me lo permite.
Antes de seguir consultemos el criterio de una experta. Para esto es que fuimos al encuentro de Patricia Vivaz matriculada en Especialización en Migas que Caen al Suelo de Forma Extraña que nos dijo lo siguiente: "No voy a dejarme entrevistar por alguien con un traje tan ridículo".
Nos retiramos de allí un poco desconcertados ya que pensábamos que matriculada significaba otra cosa, pero aún así rescatamos la certeza de que el mundo de las miajas no es tan simple como se creía y que la próxima vez que viajemos en taxi llevaremos un walkman.

Todavía era muy poco lo que habíamos recaudado, obviamente sugerencias como "Por qué no buscás otro tema para la nota, hijito?" y palabras de desprecio hacia un smocking a lunares no eran suficiente información. Pero no desistimos; éramos 324 personas y todas teníamos una calculadora, algo se nos iba a ocurrir.
Decidimos finalmente dejarnos guiar por el camino de las mismísimas migas y así llegamos a notar algo interesante: la gente y su relación con ellas (bueno, para alguien que pasa todo el verano jugando al tetris encerrado en el baño y comiendo naranjú es interesante).
Se pueden así encontrar personas que las ofrendan a las palomas, otras que se entretienen juntándolas de la mesa y llevándoselas a la boca, hay quienes las escupen al hablar, gente que desmigaja todo a su alcance, gente que procura con cautela no hacerlo, ciertos artistas efímeros que recrean imágenes, algunos que las alínean para aspirarlas y empezar a toser escandalosamente terminando probablemente con sus vidas y la reputación de sus acompañantes y finalmente otros que simplemente ignoran sus utilidades y las tiran luego de juntarlas con un repasador desde el borde del mueble para después pedirte propina.

Todas estas costumbres, acaso ancestrales, connotan diferentes características sobre el individuo observado en cuestión. Versiemos pues, como los he habituado, sobre los ejemplos ennumerados arriba.

Yendo para Palomar: Convengamos en que el primer requisito para contraer este tipo de actitud solidaria con los plumíferos es ser preferentemente anciano y tener tiempo libre de sobra, por no decir que "hay que estar al pedo" que o sino se me ofende el abuelo y deja de elaborar medialunas. Eso sí, estas personas son todo corazón (??).
Opinión del pueblo: Esa gente... alimentando unos pajaritos de morondanga mientras hay tantos chicos con hambre!

Cirujas del almuerzo: Las personas habituadas a practicar dicha actividad suelen ser firmes a esa costumbre y por más que no toquen siquiera el plato principal que con tanto esmero y cariño preparó la patrona no pueden dejar pasar ni una miga sin comerse. Denota en las personas que lo hacen una facilidad para el distraimiento.
Opinión del pueblo: Una tribu de este tipo de personas me saqueó una vez una bolsa de pan rayado. Fue terrible!!

Esputo un poquito: Este grupo experimenta un gran placer al expeler oralmente restos de comida, por lo general a base de cereales. Es más, se presume que sólo toman bocado para salpicar migas a lo pavote, y no porque realmente estén en la necesidad de saciar su apetito.
Son comunmente despreocupados y directos y acarrean otras mañas como lanzar pedos en cenas de negocios.
Opinión del pueblo: Con los militares estas cosas no pasaban.

Desmigajes del oficio: Obsesivos de la integridad de todo pan. Aunque normalmente lo hacen para pasar el tiempo o por simple nerviosismo el perfeccionamiento de esta disciplina llega al punto de no tolerar al pan entero y se ven obligados a reducirlo a sus componentes básicos.
Opinión del pueblo: Y los opositores deben ser los que hacen sanguchitos de miga, o no, Don Carlos?

Guarda con la alfombra: Extremadamente minuciosos al engullir no pueden relacionarse socialmente bajo ninguna circunstancia ni techo con los desmenuzadores de alimentos y mucho menos con los escupidores de migas. No al menos sin caer en acciones demenciales como tratar de morderse la oreja a si mismos, arrancarse las uñas de los pies, contar un chistes en japonés o ver canal 7 a las 11 de la mañana. Su filosofía sobre la higiene es preventiva, pero no reparadora.
Opinión del pueblo: Si mi mujer llega a sentir una miga en la cama tiene que llamar al psicólogo. No sé si es para tanto la molestia o la Mirta me estará engañando con el licenciado.

Sobras de arte: Valiéndose tan solo de pequeñas piezas de comida abandonadas por la gente pueden concretar una exquisita performance artística sólo apreciable por gente espiritual y perceptivamente capacitada, es decir sólo por ellos mismos. Aún así cualquier persona común y corriente no común a esta corriente...o algo así, puede apreciar sin ningún problema el fastidio provocado por alguien que dibuja un pito con restos de papafritas en el cumpleaños de su hijo.
Opinión del pueblo: Ay! A mi me salen re-bien los anillos de Saturno! Si quieren les enseño.

Tos con blusa: El ambiente de la adicción también tiene su vanguardia, que a su vez es acompañada por la falta de recursos. Es por eso que hoy en día no es nada raro escuchar a algún joven relatar orgulloso incisos como "...Yo el otro día me fumé una rueda de triciclo, loco!". Comparado con esto aspirar migas de pan es una tradición folklórica (??)
Opinón del pueblo: Es una vergüenza! Una cocina una sopa calentita con todo el amor del mundo y estos pendejos se la inyectan!

Como todo buen mozo: Muy gracioso Menéndez, tiene un 1.
Opinión del pueblo: Chst! Ey! Maístro! No tiene un trapito?

Esta investigación en toda su completitud pueden hallarla en el libro de ensayos "El yo y la migaja" , aunque tampoco se los recomiendo...