Anécdata (por Don Niembra)

IDENTIFÍQUESE

En el registro civil siempre de paro, siempre de paro...Deberían aprender de los heladeros oficiales de Frigor, que trabajan "Sin Parar".
Encima parecía que la portera incivilizada, cual televisión, nos registraba desde adentro y se burlaba de nosotros.
Cuando finalmente abrieron las puertas, una mañana de lagañas, pude acceder finalmente al paraíso que es la renovación del DNI.
Mi cabeza estaba llena de inseguridades, aunque no tanto como la provincia de Bs As:
¿Después de dejar pasar 2 años no lo habrán tirado?¿Me rebotarán por haberme tentado en la foto?¿Habrán escrito bien mi apellido?¿Tendrán baño adentro que me estoy meando?¿Cuánto cotizará el huevo Kinder?
Me atendió un señor con cara de sheriff estreñido que para mi alivio me hizo saber que el documento todavía estaba. Me pide la foto carnet, que se encontraba en el sobre junto a una propaganda de lencería femenina (quizás por eso se reía la 4x4)y luego de demostrar que no sabía usar una puta tijera al dejar mi imagen al ritmo del tango(2x4)me dice que le dé el dedo.
"¿Cuál?" pregunto yo, mientras la gente me mira con cara de "si serás menso". Acto seguido soy ayudado a aplastar mi pulgar derecho entintado. Y ahora viene el momento cumbre: la firma.
Había practicado casi 10 años para eso. Irá para arriba? De abajo? Del otro lado? Escribo mi apellido? Mi nombre? O pongo "mondongo" que suena tan gracioso?
El asunto es que tuve que firmar sin firmeza; en el aire; apoyándome en una mierdita de madera(quién sabe por qué)sostenida por el antes mencionado; con una birome de 30 centavos que se mutilaba y tenía un cablecito que no llegaba bien donde debía plasmar mi garabato; todo esto mientras jugaba a la rayuela por lo que me salió una cosa tan horrible (y eso que todavía no hablé de salpullido)que hasta el día de hoy deseo que una hinchada vaya a gritarles al establecimiento "¡Otra oportunida'!" o en su defecto "¡Yérif cambiá la carucha!". Pasó todo tan rápido, ya estaba afuera, con el tesoro en mano. Me subí a la bicicleta y me fui lo más rápido que pude. No por emoción, sino porque como bien averigüé el lugar no tenía baño ni arbolito y mis esfínteres no son de piedra.